En los últimos años, el modelo patriarcal y tradicional de la familia ha convivido con otros modelos de familia.
El interés mostrado por la sociedad, los medios de comunicación y, por supuesto, las asociaciones de homosexuales, psicólogos, sociólogos y sexólogos se ha centrado, entre otros aspectos de esta situación, en la vida familiar de las familias no convencionales.
Estos nuevos modelos viven con el prejuicio de la sociedad que se resiste a investigar el tema.
Porque no hay interés en cambiar el status quo.
Ahora que las personas del mismo sexo finalmente pueden casarse legalmente, quieren dar un paso adelante y formar una familia, un compromiso con una unión duradera.
Pregunto: ¿por qué la sociedad lo ve como ilógico?
Existe un debate acerca de si los niños criados en un modelo familiar no convencional tienen problemas con la afectividad. La afectividad es un reflejo de las funciones psíquicas, define el espectro de sentimientos y emociones como la frustración, la ira ..., como afectividad y alegría, satisfacción, serenidad ..., responde de un modo u otro según el entorno de la vida y de las relaciones sociales que rodean a la persona, en particular las relacionadas con la familia y los amigos.
Este artículo hace un recorrido por la literatura científica, analiza los estudios sobre el bienestar emocional de los niños criados en todos los modelos familiares: familias convencionales, compuestas de madre, padre e hijos; y familias no convencionales, es decir, familias monoparentales (padre e hijos o madre e hijos) y familias del mismo sexo (dos padres e hijos o dos madres e hijos).
Familias monoparentales: un estudio reciente realizado en el Reino Unido sobre la calidad de las relaciones familiares y el bienestar emocional de los niños criados por una madre soltera desde una edad temprana concluyó que no había diferencias en la calidad de la educación en comparación con los niños criados en familias tradicionales. El mismo estudio realizado en España muestra que existe una contradicción fundamental entre el discurso sobre los derechos plenos como ciudadano y la parte social (como madre) todavía condicionada por el paradigma de las sociedades patriarcales, una contradicción que afecta a las mujeres en particular y a los que optan por la paternidad soltera. Los resultados mostraron que los niños eran "afectivamente normales" y que su adaptación no estaba relacionada con variables estructurales, como la orientación sexual de los padres o el número de padres en la familia.
Familias de padres del mismo sexo: los estudios realizados en familias de parejas del mismo sexo indican que las relaciones familiares tienen el mismo nivel de adaptación y participación que las parejas heterosexuales, con niveles similares de amor y conflicto. Sin embargo, hay un aspecto en el que estas parejas se diferencian sistemáticamente de los heterosexuales, según estudios realizados en diferentes países: las madres lesbianas y los padres homosexuales generalmente establecen relaciones en las que asumen una completa igualdad de roles, por lo tanto, a menudo comparten las tareas domésticas y las de crianza de los hijos, las responsabilidades y las decisiones, así como la contribución de ambos miembros de la pareja a la economía familiar.
Varios estudios muestran que los hijos de padres homosexuales mostraron buenos niveles de autoestima, adaptabilidad emocional y conductual dentro de los límites de la normalidad, y que no difirieron de sus compañeros que vivían con padres heterosexuales. Por lo tanto, no solo el contexto familiar es el que se da forma al futuro adulto sino que también la interacción con los compañeros tiene un impacto significativo. Otro estudio señala que los niños que viven en familias de padres homosexuales no son diferentes de los heterosexuales, aunque son más flexibles en los roles de género y más tolerantes con la homosexualidad.
¿no es esto algo bueno? No queremos que nuestros hijos sean ¿tolerantes, integrales y que crean en la igualdad de derechos entre los dos sexos?
En lo que respecta a la afectividad, hemos visto que la afectividad negativa ha disminuido con el aumento del nivel educativo del entorno familiar, tanto para los niños de familias convencionales como para las no convencionales. Por lo tanto, en el contexto de una psicología evolutiva, parece más prudente pensar que el contexto familiar y social influye de la misma manera en el desarrollo psicológico. Los estudios psicosociales realizados sobre los hijos de padres divorciados concluyeron que el conflicto entre los padres afecta a la salud psicológica de los niños más que la estructura familiar.
Los medios de comunicación confirman que los hijos de madres y padres del mismo sexo y sus familias continúan sufriendo discriminación en una variedad de contextos, pero a pesar de los enormes obstáculos, continúan luchando por sus derechos ... y su sueño, porque lo que realmente importa es la calidad presente en la vida familiar y la calidad de las relaciones, no la estructura.
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